Errores frecuentes al acogerse a la Ley de Segunda Oportunidad
1. Esperar demasiado para iniciar el procedimiento
Uno de los errores más comunes es apurar la situación hasta el límite: acumulación de impagos, múltiples embargos, demandas en curso, etc. Cuanto más deteriorada está la situación, más compleja suele ser la solución.
Consultar con tiempo permite planificar mejor, evitar decisiones precipitadas (por ejemplo, nuevas financiaciones inviables) y proteger el patrimonio familiar.
2. Ocultar información o “seleccionar” qué contar
La tentación de minimizar determinados datos (cuentas, ingresos, bienes) puede ser comprensible, pero es absolutamente incompatible con el requisito de buena fe.
El juzgado puede denegar la exoneración si detecta ocultación relevante. Es preferible explicar con transparencia cualquier aspecto delicado y dejar que sea el profesional quien articule la mejor defensa jurídica.
3. No recopilar la documentación con rigor
La Ley de Segunda Oportunidad es un procedimiento probatorio: lo que no se documenta, difícilmente se tendrá en cuenta.
Falta de contratos, extractos bancarios incompletos o ausencia de justificantes retrasan el proceso y debilitan la posición del deudor. Por eso dedicamos mucho esfuerzo a ordenar la documentación desde el principio.
4. Elegir asesoramiento no especializado
No todos los procedimientos de deuda son iguales. La Segunda Oportunidad tiene una técnica propia: plazos, requisitos, jurisprudencia específica…
Acudir a profesionales sin experiencia en esta materia puede traducirse en demandas incompletas, opciones procesales mal escogidas o expectativas poco realistas.
5. Confiar en “soluciones milagro”
Promesas de cancelación del 100 % de las deudas en pocos meses o sin apenas requisitos deben hacerte sospechar. Cada caso tiene sus límites y la normativa fija condiciones claras.
Un despacho serio explicará tanto las posibilidades como las incertidumbres, para que el cliente tome decisiones informadas, sin falsas ilusiones pero con objetivos alcanzables.